Muy a menudo escuchamos decir que es muy importante conectar con nuestros hijos antes de reconducir o corregir su comportamiento. Pero, ¿qué queremos decir cuando decimos "conectar"? ¿A qué estamos haciendo referencia? ¿Cómo puedo saber si estoy intentando conectar o si estoy gestionando la situación de una manera muy diferente?

Conectar con el otro, ya sea con los niños como con los adultos, hace referencia a conectar primero emocionalmente, a recoger su emoción y validarla para luego poder acceder al pensamiento más racional.

Cuando estamos en medio de una tormenta emocional invadidos por las emociones, difícilmente podemos acceder al pensamiento más racional y reflexivo. Todo lo que queramos razonar con el otro no será exitoso.

Así, decimos que primero hay que conectar en el sentido de que es necesario que recojamos las emociones del otro, las reconozcamos, le pongamos palabras y las validemos.

Ante alguna situación de conflicto con los niños, reconocer lo que pueden estar sintiendo será el primer paso para después poder encontrar una solución. Palabras como "entiendo que estés así de enfadado", "yo también estaría así de triste", "veo que estás muy decepcionado" le ayudarán a sentirse vistos y calmar su emoción. Es desde esta calma cuando podremos iniciar una conversación más lógica y racional con el fin de buscar una solución a lo que había generado el problema.

Como hemos visto, es importante conectar con las palabras ya que nos ayudan a poner nombres a las emociones y al sentimiento, pero también podemos conectar a través del lenguaje corporal, de la mirada, de las caricias, con un abrazo...

Poner nombres a las emociones nos ayuda no sólo a conectar con los hijos o hijas sino que también estamos enseñando a identificar las propias emociones y modelamos una manera respetuosa de gestionarlas.

Recuerda que tener empatía no significa rescatar a tu hijo de una situación y ceder a su demanda sino que es comprender las emociones que una situación le puede estar generando y acompañarlo.

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